LORD by Pepe Cibrián: El espíritu de los muertos nos vigila

¿Por qué el título de este posteo alude a un cuadro de Gauguin (“L’esprit des morts veille” en francés y “Manao Tupapau” en tahitiano), Porque en Lord, los espíritus vigilan y protegen.

La pieza “Lord” (Teatro Astral) es un Pepe Cibrián auténtico. Con lo que ello significa. Sus seguidores habituales pueden hacerse un festín con este nuevo musical cuyo libro y letras le pertenecen, pero con la novedad de que la composición de la música ya no corresponde a su histórico socio Angel Mahler, sino al joven Santiago Rosso, que además es el director de la orquesta y de los arreglos corales. La obra está codirigida entre Cibrián y Valeria Ambrossio.

Lord / Pepe Cibrián

Ambientada a mediados del siglo XIX, la reconstrucción del vestuario diseñado por Alfredo Miranda y con la realización de Beatriz Pertot y Jorge Maselli, está acorde a la época victoriana, con lógicas licencias en aquellos personajes que el delirio de la historia permite.

El camisón victoriano

Lord en robe de chambre y su socio/ fantasma en ropa interior

Cibrián en el papel de Lord lucirá toda la obra un camisón blanco a veces acompañado por una robe de chambre o por un sobretodo que prolongan su figura ya de por sí estilizada. En cambio, Lady Parca (Georgina Barbarossa) irrumpe como una suerte de Amelita Vargas bailando y cantando un mambo con un ajustado vestido tropical de amplios volados, que luego cambia por otro oscuro de lentejuelas y más tarde por otro azul, con los que pone en duda la paz de los cementerios. Vital y divertido, este personaje comienza a dar un giro en una historia que hasta ese momento se perfilaba triste y sombría. Es curioso que los muertos sean quienes ponen el toque vital y humorístico.

Lady Parca tropical, casi Amelita Vargas

Lady Parca de lentejuelas

Lady Parca con un tajo digno de Angelina Jolie. Al lado, un espíritu en pijama de frisa.

Lady Parca trae consigo una suerte de troupe circense más colorida pero con tonos empolvados que señalan la ensoñación del encuentro.

La troupe del más allá

Espíritus amistosos

Una mención aparte merece Madame Future, personaje encarnado por Diego Bros, que se define como travesti y realmente lo es, en el sentido tradicional del término. Un hombre con barba y bigote pero vestido con un atuendo femenino del siglo XVIII aunque con alguna interrupción en la falda que la asemeja un poco a una lámpara. 

Madame La Fortune

La imagen nos evoca un show que realizó Madonna para un MTV Awards de 1990, con el tema Vogue, en el contexto de la corte de María Antonieta. Ridículo pero fascinante.

El socio de Lord regresa del más allá vestido con la clásica ropa interior victoriana, una especie de “osito” blanco de frisa, ideal para bailar y desplegar la energía acumulada en el inframundo.

El espectro de Matilde, la mujer de Lord

Pero Lord es viudo y vuelve también su mujer, Matilde. Una manola auténtica con flor en la cabeza y caracoles sobre la frente. Este personaje y los bailarines que la acompañan constituyen un puntal en la resolución del vestuario: grises suavemente metalizados y el maravilloso mantón de Manila con flores en pastel que perteneció a doña Ana María Campoy. ¿Cómo, si no, podríamos imaginar al fantasma de una madrileña, que además habla exactamente como la madre de Pepe?

Matilde y sus acompañantes

 “Se trata de mi homenaje para Ana María, salgo a escena con su mantón de Manila, es una gran emoción que se traslada al escenario, los dos vibramos. Más allá del espectáculo, siempre que salgo a escena la invoco como protección antes de entregarme a cualquier función”, dijo Barbarossa en una entrevista a Telam. “Le regalé varios vestidos de mamá, le van perfectos, sucede algo mágico en esta obra con su presencia, con las señales enviadas por mis padres desde algún lugar”, agregó PCC.

El mantón de Manila protector

Hay otros personajes y también hay seres vivos en la historia que llevan prendas en beige, ladrillo o bordó, que no contrastar demasiado con el resto. 

Vera, la nieta de Lord, un personaje "vivo"

Una historia de vivos y muertos, donde el más allá no nos asusta, más bien nos invita a conocerlo.

Por Patricia Melgarejo

PD: Aquí va el cuadro de Paul Guaguin